martes, 27 de septiembre de 2011

Separación Iglesia-Estado. PUERTO RICO.


Separación de Iglesia y Estado – por  Milton Picón Díaz  ( Primera Parte )

El corriente entendimiento de “separación de iglesia y estado” – que ve el estado como un ente totalmente secular que no puede ser influenciado en forma alguna por valores religiosos, en particular los cristianos-  es algo totalmente ajeno a los primeros 150 años del pensamiento político americano. Claramente los padres fundadores de la nación americana no trataron de excluir todo vestigio de pensamiento, religión o valores de todas las facetas de la vida pública. Todo lo contrario, había una coexistencia cordial hacia el cristianismo y se alentaba su expresión y práctica pública.

¿De dónde sale el concepto moderno separación de iglesia y estado?  No fue hasta el 1947 cuando el Tribunal Supremo de los Estados Unidos utilizó el concepto de “separación”, para isolar la religión del gobierno. En el caso de Everson v. Board of Education, levantó la frase de una carta escrita por el Presidente Thomas Jefferson a una iglesia Bautista en Danburry, Connecticut, para decidir que ni el estado, ni el gobierno federal podría endosar una iglesia, ni podía pasar leyes que apoyaran a una religión, o a todas las religiones, o que prefirieran una sobre otra. Según este dictamen, las palabras de Jefferson en contra del establecimiento de una religión tenía la intención de erigir un muro de separación entre la iglesia y el estado.

De hecho, no hay palabras con más poder en los círculos judiciales, incluyendo las de otros padres fundadores de la nación, que las de Jefferson. La frase “separación de ilglesia y estado” no aparece, ni en la Constitución de los Estados Unidos, ni en su Carta de Derechos. Si aparece en la Constitución de Puerto Rico. Veamos el contexto de la carta de Jefferson. Fue escrita el primero de enero de 1802.  Parte del texto en cuestión lee: “Creyendo como ustedes que la religión es materia que descansa solamente entre el hombre y su Dios, y que este no tiene que rendir cuentas a nadie por su fe y adoración, y que los poderes legislativos del gobierno alcanzan solo acciones y no opiniones, contemplo con soberana reverencia esa ley de todo el pueblo americano que a través de su legislatura ha dicho que no se aprobará ninguna ley con respecto al establecimiento de religión alguna, o que prohiba su libre ejercicio, levantando así un muro de separación entre la iglesia y el estado”. ¿Qué tenía Jefferson en mente aquí? ¿Una barrera impregnable erigida por los fundadores, que excluía los valores religiosos del proceso político? ¿Una enemistad ideológica entre la iglesia y el estado?  No. Jefferson estaba citando la Primera Enmienda que lee: “El Congreso no aprobará ninguna ley con respecto al establecimiento de religión alguna, o que prohiba el libre ejercicio de la misma o que coarte la libertad de palabra o de prensa; o el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y para pedir al gobierno la reparación de agravios”. De la lectura se desprende lo que es obvio. La Primera Enmienda restringe al gobierno, no a sus ciudadanos. El muro lo tiene el gobierno de frente. Cada persona religiosa, cada organización religiosa o cualquier convicción religiosa tiene su lugar protegido en el debate público. Eso tiene un nombre: pluralismo.

La mala interpretación que se ha hecho de la imagen de muro de separación ha obligado al Tribunal a abandonarla. En Wallace v Jaffree  ( 1985 ), el Supremo Federal modificó la metáfora, para aclarar que la Cláusula de No Establecimiento “lejos de ser un muro, es una barrera borrosa, indistinta y variable dependiendo de las circunstancias particulares de la relación que se trate”. Inclusive en affree el Juez Rehnquist escribió se famosa crítica: “La pared de separación entre iglesia y estado es una metáfora basada en mala historia, una metáfora que ha probado ser inútil como una guía de juzgar. Debe ser franca y explícitamente abandonada”.

Pero nótese que no hay dos provisiones distintas en la Primera Enmienda, sino una. La Cláusula del No Establecimiento, no tiene un fin en sí misma. La libertad religiosa y de expresión es la meta, la cláusula es el medio. La única manera de tener libertad religiosa es manteniendo al gobierno fuera de los asuntos de la religión.

Milton Picón Díaz
Pastor Evangélico y
Fundador y Presidente de
Morality in Media de Puerto Rico
P.O. Box 2070
Vega Alta, PR 00692-2070
Tel y Fax (787) 883-3984  Cel (787) 615-0664
Portal Internet: www.moralidad.com 
Correo Electrónico:  piconmilton@yahoo.com

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