viernes, 17 de junio de 2011

EL ESTADO MODERNO - Separación Iglesia – Estado.

En las teocracias, las definiciones sobre la esfera pública encuentran sus fundamentos en la inspiración divina que tiene como mediadores a los líderes religiosos. En la mayoría de lo estados teocráticos, como  los estados musulmanes, los líderes son masculinos y las mujeres desvalorizadas y maltratadas.
En los estados laicos al contrario, las creencias religiosas no debieran prevalecer en la práctica de los gobernantes o legisladores, pues a este tipo de estado le compete garantizar el ejercicio de la libertad de conciencia y el derecho a las personas a tomar decisiones libres y responsables. Por esta razón, el laicismo "o secularismo" es la condición imprescindible para que haya democracia, con leyes y políticas que se destinen a todas las personas, independientemente de sus convicciones y creencias religiosas.
La historia de América Latina está plagada de ejemplos de imposiciones de la jerarquía católica en el Estado, que afectan a la libertad de las personas para decidir sobre su vida. En la actualidad se observa una creciente organización de fuerzas conservadoras a escala mundial que buscan poner freno a políticas de estado destinadas a tratamiento igualitario, salud reproductiva etc.
Es indudable que quieren frenar los logros alcanzados para imponer sus agendas políticas que se escudan detrás de sus ideas religiosas.
Los estados democráticos modernos están orientados por valores que afirman la autonomía de los seres humanos y su capacidad de darse a sí mismo las reglas que organizan su vida personal y la convivencia social.
Asimismo, las intervenciones del estado que no reconozcan la pluralidad y diferencias de experiencias, ideas, y concepciones entre personas y entre colectividades sociales, promueven la homogenización de estilos de vida que restringe la libertad, debilita la creatividad social y transforma a los grupos no hegemónicos en grupos subordinados.
La idea de modernidad constituye así un factor liberador que alimenta la aspiración de equidad y justicia social y nutren las reclamaciones legítimas de distintos grupos sociales, ya sean mujeres, hombres, minorías sexuales etc. 
No importen donde se encuentren ya sea en el Vaticano o en la mezquitas, los fundamentalistas coinciden en negar los derechos de las mujeres y muchas veces el bienestar de su propia sociedad.-
Es indudable que estamos frente a una lucha política donde sectores como la Iglesia Católica quiere hacer prevalecer una autoridad caduca, medieval que hace sentirlos débiles antes los cambios de éstos tiempos.
El conservadurismo católico ha llegado a tal punto que ha arrinconado las visiones progresistas de Juan XXIII y de la propia teología de la liberación. Es hora de oponernos y en forma fuerte a la subordinación del estado a la religión, por este camino solo llegamos a coartar la libertad de expresión.

SANTIAGO TRICANICO

1 comentario:

  1. La historia de América Latina está plagada de injusticias cada vez que se han arrinconado las creencias religiosas: desde Fray Junípero Serra que impidió la esclavitud de los indígenas, la instauración de universidades y centros de cultura; hasta extermino de los indígenas de las "laicas" Argentina o Chile independientes, hay una gran diferencia.

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